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Foto del escritorLucia G. Echezarraga

"La invención colectiva"


Realismo verbal vs. convencionalismo.


¿Es el lenguaje un modo de reflejar una realidad “objetiva” o es más bien el producto del acuerdo convencional entre los sujetos en pos de cierto pragmatismo? ¿Constituye el lenguaje un medio idóneo o fiable para acceder al conocimiento de la realidad?

Para el realismo, el lenguaje opera por mimesis de la realidad, es decir, reproduce la esencia del objeto, constituyéndose en virtud de una conexión directa entre componentes lingüísticos y elementos ontológicos.

En razón de ello, entonces, el realismo verbal afirma que mediante el análisis del origen y estructura de las palabras, puede alcanzarse el conocimiento de la realidad que dicho lenguaje representa. La propuesta teórica del realismo es entonces, la captación de la esencia; primero se capta la esencia de la cosa, y luego, esa esencia es lo que hace al lenguaje.

La base gnoseológica del convencionalismo, por el contrario, radica en la posibilidad de poder encontrar diversas interpretaciones y explicaciones a nuestras formaciones teóricas, no siendo el lenguaje sino una mera convención social.

Ahora bien, ¿cuál es la implicancia de dichas distinciones?

El convencionalismo rechaza la necesaria conexión propuesta por el realismo entre lenguaje y realidad, negando, por consiguiente, el carácter objetivo de la relación entre el objeto representado, y el lenguaje utilizado para su explicación. Ello, en consecuencia, conlleva a adoptar una postura abiertamente relativista, la cual presume que, entre las palabras y las cosas que éstas designan, habría un confuso dominio.


“La invención colectiva”, obra que data de 1934, elaborada por el artista surrealista belga René Magritte, nos propone una representación pictórica de una sirena; mítico personaje mitad pez y mitad humano, pero lo lleva a cabo de una forma notoriamente particular: aquí el torso es de pez y las piernas de mujer. ¿Es acaso, tal representación, menos significativa de las condiciones necesarias implícitas en el concepto de sirena?

¿ No será, acaso, que tenemos acaso un concepto de “realidad” construido?

Pareciera ser clara la intención del autor de movilizar al espectador a llevar a cabo un ejercicio introspectivo acerca de sus propias ideas preconcebidas, de lo arraigado de las mismas en el inconsciente colectivo, y de lo inverosímil que las mismas resultan a la hora de contrastarse con cierta realidad que lo sorprende.

La forma de René Magritte de deconstruir el orden existente entre las imágenes y las palabras ha sido una de las características que más han sobresalido del artista, el cual fue despertando el interés de filósofos cuyos desarrollos han tomado más de una de sus obras. Tal es el caso del filósofo Michael Foucault y el ensayo titulado: Ceci n'est pas une pipe, en el que retoma la temática de “Las palabras y las cosas”(1966)

En la obra La invención colectiva, René Magritte nos permite interrogarnos si estamos sujetos a un concepto de realidad construido, trayendo a cuento el debate expuesto al inicio. Es así que, mediante una representación inusual si se quiere, nos interpela a cuestionar la existencia de ciertos conceptos y representaciones que han sido elaboradas históricamente en el imaginario colectivo.

Esta representación, cuyo sentido vuelve a reiterarse en varias obras del artista, viene a socavar nuestras más profundas certezas, mediante la intromisión de una flagrante contradicción entre aquello que las palabras nos sugieren acerca de una realidad determinada, y mediante la interpelación a interrogar nuestras más profundas creencias.

Haciendo propia una interpretación que se ha elaborado sobre la obra en cuestión, sin perjuicio de la reflexión individual que cada espectador pudiera hacer acerca de la misma, podríamos decir que:

“…la interpretación más corriente al ver el cuadro es que hay un error, ya que todos “sabemos” que las sirenas no son así, que en realidad tienen un torso de mujer y en lugar de extremidades la cola de un pez y he aquí donde surge el problema. La “transformación” de la imagen de sirena deconstruye el orden existente entre las imágenes, las palabras, y las cosas, y al hacerlo nos permite ver hasta qué punto estamos sujetados a un concepto de realidad construido, a verdades que suponemos objetivas e indudables, pero que sin embargo no son otra cosa que el producto de un efecto discursivo hecho cuerpo por nosotros y nosotros mismos. El significado que atribuimos a las palabras y las imágenes que tenemos del mundo colapsa ante la irrupción de una multitud de significantes que lejos de constituir una explicación de la imagen, cuestionan lo que definimos como real.”

Las sirenas no existen, pero de alguna manera son reales en la medida que las asociamos con una forma determinada, aunque pudieran ser imaginadas de forma diferente.

El pintor nos demuestra que esa percepción lejos de ser subjetiva, en el sentido de producida por nuestra mirada individual, la sirena constituye una verdadera invención popular, una “invención colectiva”, un concepto construido.

Lucía Echezarraga

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